
La Entrevista
Entrevista al DR. JUAN VALDÉS:
Cristianos que piensan, el reto urgente de la Iglesia hoy.
En esta entrevista exclusiva, el Dr. Juan Valdés nos confronta con una realidad ineludible: muchas iglesias han reemplazado la formación profunda por emociones superficiales, generando generaciones de cristianos incapaces de pensar con claridad y defender su fe en medio de un mundo cada vez más confuso. Frente al avance del relativismo, la banalización de la verdad y el debilitamiento del testimonio cultural, Valdés hace un llamado firme y esperanzador: necesitamos formar discípulos que amen a Dios con todo su corazón, pero también con toda su mente. Recuperar el pensamiento crítico desde una cosmovisión bíblica no es opcional, es un acto urgente de fidelidad y resistencia.
1- ¿Cómo definiría el pensamiento crítico desde una cosmovisión bíblica, y qué relación tiene con una fe auténtica y madura?
El pensamiento crítico se define simplemente como la aplicación de las facultades de razonamiento que Dios nos ha dado para discernir entre lo que es verdadero y lo que es falso. Una señal de madurez en la vida del cristiano es su capacidad de mantenerse estable, con los pies firmemente puestos sobre la Roca. Para lograr esto es necesario poder pensar críticamente. Es el cristiano inmaduro quien se deja llevar por todo viento de doctrina, por los engaños de hombres que emplean con astucia las artimañas del error, como le dice Pablo a los Efesios. A los Colosenses les dice que deben cuidarse de no ser llevados cautivos por aquellos que engañan por medio de filosofías y huecas sutilezas. Lo que nos mantiene libres de engaño es nuestro conocimiento de la verdad y nuestra capacidad de discernir entre lo verdadero y lo falso (pensamiento crítico).
2- ¿Considera que el anti-intelectualismo presente en muchos sectores de la iglesia es una forma contemporánea de fideísmo? ¿Qué consecuencias ha traído esto para la vida cristiana y el testimonio cultural?
Sin duda que en el mundo evangélico actual aún existen aquellos que rechazan el uso de la razón en la defensa de la fe. Para estos, lo único que necesitamos es la fe. Sin embargo, la Palabra de Dios nos dice otra cosa. 1 Pedro 3:15 declara inequívocamente que el mundo demanda razón de la esperanza que hay en nosotros, y nosotros tenemos que estar siempre preparados para presentar esa defensa (racional) con mansedumbre y reverencia. Dios nos dio la mente para usarla. El cristiano no necesita dejar la mente en la puerta de la iglesia antes de entrar. Dios es un Dios racional y nos ha creado a Su imagen y semejanza. Aquellos que practican este tipo de fideísmo moderno que desprecia el uso de la razón, terminan justificando los ataques intelectuales que los ateos y los escépticos utilizan contra nosotros; terminan siendo ejemplos que confirman la tesis anticristiana que proclama que los cristianos somos tontos y vivimos en un mundo de fantasía. Sabemos que esto no es cierto, pero solo a través de la buena argumentación y el ejercicio de la razón, es que podemos llevar este tipo de ideas cautivas a Cristo, como le dijo Pablo a los Corintios.
3- ¿Qué influencia han tenido el posmodernismo y el relativismo moral en la actual crisis del pensamiento crítico dentro de la iglesia?
El común denominador entre el posmodernismo y el relativismo moral es que ambos intentan sepultar a “la Verdad”. Es decir, son posturas filosóficas que buscan categorizar todo conocimiento epistemológico y toda postura ética bajo la categoría de verdades relativas. Al eliminar el concepto de verdades absolutas, la necesidad de discernir dichas verdades pasa a ser innecesaria. Creo que muchos jóvenes en nuestras iglesias han sido adoctrinados en las escuelas y universidades con estas filosofías erradas, mientras que el pensamiento crítico brilla por su ausencia. Estos jóvenes (y muchos adultos también) aprenden “qué pensar” en vez de “aprender a pensar”.
4- ¿Por qué cree que muchos cristianos han dejado de considerar el amor a Dios con la mente como una prioridad? ¿Es este abandono un síntoma de una espiritualidad fragmentada?
Según Jesús, lo que más demanda Dios de nosotros, sus criaturas, es que le amemos a Él con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente. Creo que amar a Dios con nuestro corazón es fácil, pues somos seres emocionales que tendemos a considerar que las emociones son el fundamento del amor. Sin embargo, amar a Dios con nuestra mente requiere trabajo y esfuerzo; requiere estudio y razonamiento. Esto es difícil. Hoy la pereza se manifiesta en el pueblo de Dios como la falta de deseo y motivación para estudiar la Palabra y meditar en este mundo maravilloso que Dios ha creado, buscando entenderle mejor a Él. Muchos cristianos hoy prefieren que otros piensen por ellos. De nuevo, esto les hace sumamente vulnerables a los que buscan llevarnos cautivos y a los que emplean con astucia las artimañas del error.
5- Desde su perspectiva, ¿la iglesia está formando “discípulos que piensan” o simplemente “consumidores que sienten”? ¿Qué factores han alimentado esta tendencia?
Las estrategias de muchas iglesias hoy se enfocan en atraer al “buscador” con programas bonitos, música, luces, espectáculos, etc. Es decir, se enfocan en que cada servicio sea una producción perfecta cuyo objetivo es hacer sentir bien al que llega buscando de Dios. Aunque sé que no todos piensan así, creo que muchos lo hacen porque “cuando el corazón se conmueve, el bolsillo se abre rápido”. Lo importante pasa a ser el número de personas y no la madurez espiritual de las personas que asisten a la iglesia. El famoso periodista y pastor colombiano, Darío Silva Silva, lo expresa maravillosamente. Él dice que lo que vemos hoy en el mundo evangélico es como un océano de cristianos, pero de un centímetro de profundidad. Esto no es lo que Jesús nos dejó encomendado. Él nos comisionó a ir por todo el mundo y hacer discípulos, no a entretener multitudes. Entiendo que pueden coexistir el buen discipulado y las expresiones profundamente emocionales, pero hoy no se ve este balance con mucha frecuencia.
6- ¿Considera que la iglesia está preparada —en términos intelectuales y teológicos— para discernir y confrontar las ideologías que hoy moldean la cultura?
En su gran mayoría, no. Creo que hay una carencia terrible de formación intelectual en la iglesia. Carecemos de estrategias para abordar las ideologías influyentes de hoy en día. No tenemos estrategias para responder al creciente atrincheramiento que vemos en nuestra cultura. No somos intencionales en buscar formas de romper la polarización. Y, de igual forma, no nos hemos enfocado en cómo responder a los demás retos culturales que la iglesia enfrenta hoy.
7- ¿Qué pasos concretos propondría para restaurar el pensamiento crítico en la iglesia y formar cristianos capaces de pensar bíblicamente en medio de una cultura cada vez más hostil a la verdad?
Tenemos que ser intencionales en nuestro acercamiento. Algunas de las cosas que podemos hacer son:
Conferencias generales para despertar el hambre por la preparación en estas áreas.
Unidades de Escuela Dominical sobre pensamiento crítico, sobre apologética, etc.
Una serie de sermones sobre el pensamiento crítico y sobre la apologética, por lo menos una vez al año.
Discipulados enfocados en estos temas.
Seminarios / cursos en línea abordando los temas más retantes de la cultura, capacitando a los cristianos para ser efectivos superando estos retos y persuasivos en la presentación del Evangelio.
Creo que lo único que NO podemos hacer es ignorar el problema.